Humanos! Hay todo un mundo por explorar!. No se si la verdad está ahí fuera, como decía Mulder en Expediente X, pero desde mi ventana veo a todos los vecinos de la calle. Soy una cotilla, no lo puedo evitar.
Yoshi también me acompaña en la ventana. A veces nos peleamos por el mejor sitio, hasta que activo el modo Sheldon Cooper ESTE-ES-MI-SITIO, saco mis garras y logro quedarme con las mejores vistas.

Mira!! UN PÁJARO! UNA RAMA! UNA PERSONA! UN ÁRBOL! UN PERRO! MIRAAAAAAAAAAAA! Y así durante segundos, minutos y horas. Hasta que otra cosa atrae mi atención o el sol me cautiva.
No sabéis bien qué placer es mirar por la ventana, sin prisas, sin expectativas, solo para ver cómo la vida pasa y las cosas cambian. Y las nubes pasan y el sol calienta mi lomo.
Y comunicarnos con la mirada con nuestros amigos de las otras ventanas, con otros gaticos y perros, hasta con algún pájaro al que, por instinto, queremos perseguir y cazar hasta el fin del mundo. Perdona, amigo pájaro, pero son siglos de costumbre.
A veces también imagino que ocurren cosas o continúo las aventuras de los humanos y animales que contemplo desde mi ventana de ese cuarto piso. Imagino cómo seguirán con su rutina desde que desaparecen de mi vista, si irán a adorar a sus gatos, a trabajar, a enamorarse. Si sufrirán o serán felices.
Me monto unas películas que las historias de Shonda Rimes en Scandal y Anatomía de Grey se quedan pequeñas. Algún día os contaré alguna, para que veáis que yo iba para guionista, además de para escritora.

Confío en que nuestros humanos aprendan de nosotros y le cojan el gusto a la ventana, a la vida pausada, al relax and don’t worry, be happy. También, por qué no, a montarse sus películas, siempre que les causen felicidad y en ellas aparezcan gatos.
Y os lo recomiendo también a vosotros. Ya me contaréis si os gusta la experiencia!.