¡Y lo sabéis! Los humanos pensáis que lo conocéis todo sobre la buena costumbre de dormir, pero en comparación con los gatos, no os enteráis de nada. 

Dormir, no hay nada mejor.
No hay nada mejor.

Dormir es el mayor placer de la tierra, incluso más que robar comida al descuido o que beber agua del grifo después de haberla exigido a maullidos. Es una técnica que los felinos llevamos cultivando milenios. 

Os podría contar que Cleopatra ya gozaba de buenas siestas con sus adorados gatos, pero no me quiero remontar tan lejos en el tiempo. Cuando yo era pequeña me encantaba dormir por las noches junto a la cabeza de mis Humanos, así nos protegíamos los unos a los otros y nos dábamos calor. Durante el día, todas las siestas eran encima de uno de ellos, que están mulliditos y son muy cómodos. 

Sin embargo, cuando llegué a la adolescencia, con eso de tener el pavo subido, me independicé y comencé a pasar noches de juerga por toda la casa, durmiendo en cada rincón y colonizando nuevos espacios. Qué placer. 

Dormir es un placer.
Se me cierran los gatos como a mi amigo solo de pensar en la siesta.

Después llegó Yoshi y me robó el sitio en la cama durante las noches y, aunque alguna vez he vuelto a mi lugar de origen, ahora disfruto pasando una noche en cada sitio, a cada cual más increíble. He colonizado desde nuestra camita de cartón, a los sofás, mesas, sillas, cómodas y hasta las estanterías. De hecho, cuanto más alto es el sitio para dormir, mejor. 

Vosotros no pasáis de la cama o el sofá, pero queridos humanos: hay todo un mundo por descubrir más allá de estos dos lugares a la hora de dar una cabezada. Por no hablar de la postura, qué aburridos que sois. Si tuvierais nuestra flexibilidad fijo que dormiríais doblados, enroscados o con vuestros brazos y piernas bajo el cuerpo, como nosotros. 

Dormir es un placer.
Dormir tomando el sol es otro de los grandes placeres de esta vida.

Hay algo que me hace mucha gracia y es ver cómo Yoshi se convierte en el ‘gatito-sobaquero’ a la hora de echarse la siesta con nuestro Humano. Se pega a sus costillas como si no hubiera un mañana. Claro, así es normal que de ternura, se los gana cada vez que ellos dicen ‘camita’ y él sale disparado corriendo hacia la habitación. 

Yo soy más difícil de convencer, me tienen que dar antes mi buen chupito de agua del grifo y llamarme con fervor para que acuda a la cama tan rápido. Solo hay un sitio en el mundo en el que la almohada es la mejor elección: el pueblo. Y es que allí hace un frío que pela, amigos, así que mejor los cuatro bien pretos para dormir. 

Gatito durmiendo tapado hasta las orejas, como nosotros cuatro en el pueblo.
En el pueblo nos tapamos los cuatro hasta las orejas.

A veces también soñamos, en mi caso con cascadas de agua, comida riquísima de la que tengo prohibida y con Mis Humanos. Sueño que pasamos el día jugando y dándonos mimos. Si es que en el fondo soy una tricolor muy tierna

Y vosotros, ¿con qué soñáis y cómo os gusta dormir? 

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